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Lo siguiente es fascinante. Ya hace un tiempo les di a conocer a la Virgen de Ámsterdam, cuya devoción crece día a día después de que se reconociese -ya a finales de los noventa- por parte del obispo de Haarlem el carácter sobrenatural de sus apariciones. Ida Peerdeman fue la amsterdamesa que recibió al divino ser en su casa y recogió en papel las cincuenta y seis sesiones misteriosas. En ellas, la Mujer de Todos los Pueblos, ("anteriormente conocida como María", según sus propios y divinos labios), anuncia que la Tierra -los creyentes en realidad, que son los que reciben y analizan los ‘mensajes marianos'- debe reconocer un nuevo dogma de fe, que ella misma habría de dictar, tras lo cual los pueblos del mundo dejarían de estar peleados.
El 31 de mayo de 1954, pues, dictó la Mujer de Todos los Pueblos que ella es la Co-salvadora del planeta, por lo que, implícitamente, Intermediaria y Portavoz del Espíritu Santo. Esto contó a Ida, y añadió que no será Naciones Unidas ni la Unión Europea quienes se las apañen para salvar el planeta. Sólo ella. Imprescindible, para que se le logre, no obstante, será que los terrícolas hagan un reconocimiento explícito y ritualístico de esta naturaleza suya de ‘co-salvadora' del mundo. En este sentido enfatiza la Mujer de Ámsterdam que su fuerza no le viene tanto (como en anteriores conceptualizaciones católicas de la Virgen María) de haberle dado el cuerpo a Jesús, de ser la ‘madre de Dios', sino de, en sí misma, ser de naturaleza sobrehumana (el llamado misterio de la Inmaculada Concepción, seguramente). Y aquí, a efectos geopolíticos, se pone muy interesante el desarrollo, pues, en un momento como el actual, esta nueva definición de sus poderes ayudaría a acercar a Occidente y Oriente, y terminar así con los desajustes que están destruyendo el derecho humano. Y me explico:
El Corán parece que reconoce en todo un capítulo la naturaleza ‘especial' de la mujer que parió al profeta Jesús de Galilea. Es definitivamente, según Mahoma, superior al resto de mortales; y digna de adoración. No he leído yo el capítulo, pero sí he visto un episodio de una película de hechura musulmanizante, creo que de producción turca, en blanco y negro, donde una mujer joven con un niño-bulto en brazos se acerca, en una plaza tipo ágora abrasada por el sol, a una serie de hombres con barbas y báculos, y capelinas que caen sobre sus largos cabellos, enganchadas en algún punto anterior a sus coronillas, que todo signo dan de ser sacerdotes. Al fondo a un lado vemos un romano ancho luciendo pierna. Algunos de los señores tienen ojos rasgados. La película es muda. La joven avanza, pues, hacia ellos -que están sobre unos escalonones dispuestos-, inclinando algo la cara hacia abajo; tal vez temerosa de algo. Ellos abominan de la femenina figura, les provoca consternación: se pisan los ropajes reculando, se caen, se cubren la cara con los brazos... Aunque no todos: tras el susto inicial, algunos empiezan a mostrar diente amable, sin dejar de mirar a la pánfila (con todos mis respetos); ella va cogiendo fuerza... los asustadizos acaban contagiándose de la simpatía que brota entre ella y el par de independientes, y finalmente es la mujer aceptada -criaturita en brazos- alegremente por la cámara de -aparentemente- sabios religiosos y demás mandamases reunidos en la plaza de aquella localidad, ahora cegados por la luz de Ella.
En el Corán, pues, se reconoce a la madre de Dios como figura merecedora de algún tipo de adoración. Y según la nueva definición que la Mujer de Ámsterdam insiste en introducir, católicos y musulmanes estarían haciendo básicamente lo mismo en un culto a su persona. Pues estarían reconociéndole su superior naturaleza -no necesariamente más. Esta naturaleza superior es, por ende, salvadora. Y qué significa que es salvadora? Que te tomas un refresco con burbujas especiales que te da un gusto de droga novísima? Qué es salvarte. Será vivencia esta privativa de místicos volantes? Pase al siguiente párrafo y le cuento.
Si observamos la foto de la ‘basílica' que la Mujer de Todos los Pueblos mandó construir, nos entrará excitación en primer lugar. Tomen conciencia de que tal vez sea esta -aún por construir- el primer templo de una nueva etapa histórica del Cristianismo. Si se fijan notarán la asombrosa similitud con una mezquita. Ida P., cuando la Mujer de Ámsterdam, o Mujer de Todos los Pueblos, le mostró la imagen de la basílica que habría de construir, allá por los cuarenta, le respondió: "Pero Sra., si eso no es católico. Vaya iglesia loca. Eso parece más bien una mezquita. No tiene torres, tiene cúpulas". Tres cúpulas moras, sí. "Y la Sra. sonreía y decía: "Ya. Y sin embargo, ya ves, así es como habrá de ser". El lugar donde habría de ser construida también le fue indicado a la pía amsterdamesa: el el terreno hoy ocupado por la RAI, un pabellón de congresos situado en Ámsterdam Sur, y que, casualmente, ya ha acogido en régimen de alquiler a 8.500 peregrinos hace unos meses, venidos de todo el mundo, y profesantes de no sólo una religión. A mostrar su devoción llegaron de iglesias de oriente, llevando gorros dispares sus administradores de sacramentos, que oficiaban junto al obispo de Haarlem, entrefotografiados con banderas de todos los continentes. La Señora de Todos los Pueblos, pues. Y aquí es cuando les introduzco a la especificación de la idea de ‘salvación', a mi entender no otra cosa que ‘salvaguardía del potencial del planeta (vidas y espacios)'. Si los moros y los cristianos no se reconcilian, el planeta se va al carajo. Los humanos sufrirán la falta de ley; lo cual nos conducirá, rematadamente, a tirar bombas a mansalva de punto a punto. Y las cosas del espíritu no las rige ningún Estado, por mucho que Chirac quiera meterse a sacerdote medieval; conque al pueblo le toca. Las hostilidades se resuelven desde el espíritu. Y los políticos son hijos de cualquier hijo de vecino, que deberán criarse con padres piadosos, comprensivos de las diferencias entre ellos y otros; generosos.
Le dijo a Ida Peerdeman la Sra. de Todos los Pueblos que la sociedad aceptará este giro religioso-político. Pero recuerden: sólo cuando el mundo asimile una catedral de doradas cúpulas musulmanas estaremos en vías de salvarnos.
Yo por mi parte me pasaré por la capilla de la Sra. de Todos los Pueblos el próximo domingo (que además tiene librería anexa). Con las ganas de rituales fuertes que andaba yo acumulando.
Vea aquí el vídeo (windows) donde se muestra la catedral de doradas cúpulas que ideó la amsterdamesa Sra. de Todos los Pueblos. El tipo de gorra es Robert Lemm, historiador e hispanista (tradujo a Borges y Unamuno), que sacó hace no mucho un libro sobre esta Virgen). La voz -e imagen- que se oye seguidamente es la de la vidente, Ida Peerdeman, donde cuenta lo que habló con la Sra. de Ámsterdam sobre la catedral-mezquita."
Etiquetas: 21/11/2004 17:48. Tema: . #. . Hay 1 comentario/s de es